Cuantos de nosotros hemos escuchado primero a las abuelas y luego a las madres, decir que el boldo es bueno para el hígado, que la chancapiedra acaba con los cálculos en la vesícula y, que cuando no podemos dormir debemos tomar un mate de valeriana. Las recomendaciones no se han quedado solo en infusiones sino que también se han extendido a los preparados: el tocosh –un preparado de papa fermentada- sirve como antibiótico y se dice que los Incas lo usaban para curar el cáncer, o, que la sábila con miel es buenísima para la garganta.
Tanto hemos escuchado esas recomendaciones que cuando pasamos por los lineales de infusiones de los supermercados, llenamos el carrito de la compra de manzanilla, hierba luisa, té verde, anís, entre otras infusiones que usamos para algún síntoma o dolencia que sufrimos.
Sin embargo, a pesar de ser un país con una gran tradición en la medicina tradicional, no tenemos fitoterapistas profesionales en el uso de plantas naturales o sustancias vegetales para el tratamiento de síntomas y enfermedades.
Una de las explicaciones es que en países como el Perú, y probablemente otros de América Latina, la producción, la distribución y la dispensación de plantas medicinales no está regulada, al contrario de lo que está sucediendo en el mundo desarrollado que cada vez más se inclina por el uso de hierbas medicinales.
Como consecuencia de ello, tampoco hay una oferta formal de capacitación que privilegie el desarrollo de competencias en un arte que casi casi ha pasado de generación en generación desde hace miles de años, según señala La Stampa.
En países como Italia, algunas universidades como la de Siena, con la Escuela italiana más antigua de la medicina herbaria, tiene una larga tradición y experiencia en formación en este campo. El postgrado de formación en la medicina herbal es ofrecido por el Departamento de Ciencias Físicas, de la Tierra y del Medio Ambiente, que tiene dos Masters, con tres cursos de especialización.
Pero además, ofrecen paquetes de formación especializada y técnicas de preparación profesional en el uso de medicamentos a base de hierbas, las propiedades farmacológicas, toxicológicas y terapéuticas de las plantas medicinales, entre otros. .
Los estudios de post grado son seguidos por médicos, farmacéuticos y otros profesionales durante tres años, además de los ciclos previstos de conferencias, una formación profesional de 100 horas y una pasantía de 500 horas. Los máster como el de Fundamentos de Fitoterapia duran un año, y los cursos de medicina a base de hierbas medicinales y las preparaciones a base de hierbas también tienen un año de duración.
Un país tan rico en recursos genéticos como el nuestro y con tantos conocimientos tradicionales podría desarrollar toda una oferta en este campo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión importa !!!!!!!!!
Saludos crema